Para mi, este viaje comenzó cuando era recién un niño.
Recuerdo que mi madre me enseñó a rezarle al Ángel de la Guarda y me decía que le pidiera favores, uno de los que más le pedía era poder quedarme dormido porque tenía el sueño muy ligero o que me ayudara en una u otra cosa al día siguiente.
¡Eran pedidas muy simples!
Seguramente me ayudaba con eso, no lo recuerdo, pero sí me acuerdo que cada vez que le rezaba me hacía sentir mucho más tranquilo. Cada vez que me sentía inquieto o inseguro, intentaba pedirle ayuda.
Pasé así toda mi niñez, incorporé este rezo como una rutina antes de dormir y la mantuve hasta adulto, incluso hoy en día uso el mismo rezo ¡y tiene el mismo efecto tranquilizador! No me considero una persona religiosa, hasta ahora ninguna me ha hecho tanto sentido, solo mantuve este rezo como una forma de conversación.
Luego de eventos que marcaron mi vida, a los 21 años mi hermano me recomienda meditar. ¡Al comienzo me costó un mundo! Apenas podía estar sentado un par de minutos y ya tenía que volver a levantarme. Pero poco a poco, a lo largo de ese año, fui ganando una rutina de meditación. En ese entonces no lo sabía, pero esto sentó las bases de todas las demás prácticas que fui adquiriendo con el paso de los años.
Gracias a la meditación, en un comienzo autodidacta, fui experimentando las distintas capas del ser (el cuerpo físico, emocional, energético). Lo que por supuesto me llamó mucho la atención. Al estar solo, en un ambiente nuevo gracias al intercambio que pude hacer en la universidad, es que ahondé en esta práctica. Tanto así que se enraizó en mi y permanece hasta hoy.
En eso "mágicamente" fueron apareciendo personas con las que pude aprender lecciones súper importantes, para mi era mágico y hasta aleatorio, pero con el tiempo entendí que seguían una lógica oculta, una lógica que me permitió ir aprendiendo poco a poco lo que necesitaba (y que sigo aprendiendo bajo esta misma lógica).
En este camino que me tenían preparado mis guías fui aprendiendo varias técnicas, abriendo varias puertas, pero después de todo este viaje estoy volviendo a donde empecé, a simplemente hablar con mi guía como cuando era niño. El 2018 participé en un curso de canalización con la Cote Junemann, una experiencia extraordinaria que me permitió profundizar y ordenar esta "conversación" que había mantenido con mi guía (el Ángel de la Guarda). Comprendí que era en realidad una conversación con una parte de mi y a la vez con los guías de muchas otras almas y espíritus. Por ejemplo, el espíritu de mi familia al acceder a memorias de nuestros antepasados, el guía de algún conocido cuando me pedía una canalización, hasta incluso la energía que otra persona expele al otro lado de una pantalla por sus RRSS.
La canalización es una conversación, como hablar otro idioma, si estás atento podrás notar esta sutil información a tu alrededor a la espera de que la interpretes. Hay muchas personas enseñando técnicas así, por supuesto que te recomiendo a mi profe, pero en estas disciplinas hay tantos caminos como personas, por lo que experimentar es la clave para despertar esta capacidad que todos tenemos.
En palabras de Cote, "Canalización" y "Guía Espiritual":
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